Lejos del uso meramente recreativo, los drones demuestran día a día su utilidad como valiosa herramienta para ayudarnos a cuidar el medioambiente.
El cuidado del medioambiente es vital para nosotros, y los drones pueden facilitarnos esta tarea. Su integración como una herramienta de estudio más, nos aporta ventajas en comparación con el uso de técnicas tradicionales. Los drones simplifican muchos procesos en inspecciones, ayudan en el ahorro de costes, aportan imágenes de muy alta calidad en trabajos audiovisuales recogiendo panorámicas imposibles de conseguir utilizando otros métodos, posibilita el acceso a zonas de alto riesgo… infinidad de tareas de las que ya hemos hablado en alguna ocasión y que cada vez son más conocidas y, por fortuna para todos los que hemos decidido hacer de los drones nuestra profesión, más apreciadas.
El cuidado y vigilancia del planeta, es una de las tareas más gratificantes y más necesarias que debemos realizar. Por supuesto, también en estas labores el uso de drones nos aporta grandes ventajas. Los datos que obtenemos con ellos son más que valiosos para ayudarnos a conservar y mejorar el medioambiente.
Gracias a la facilidad con la que podemos equipar un dron con accesorios y sensores como cámara de imágenes ópticas o infrarrojas, equipos de geolocalización, sonar, sensor láser, etc. podemos recoger información de gran calidad.
Las aplicaciones en el estudio de la tierra, son muy numerosas: obtención de mapas geológicos, aplicaciones en topografía, estudios sedimentológicos, mineralógicos, de riesgo geológico y naturales, geofísicos, estructurales, control y monitoreo de minas, vigilancia de costas, evaluación de yacimientos petroleros, estudio de volcanes… Alguna de estas tareas entraña tanto riesgo, que llevarlas a cabo con personal humano es casi impensable. Los drones, solucionan este hándicap.
La observación de volcanes ya es posible sin riesgo humano
En los últimos años, el uso de drones en vulcanología nos ha aportado la posibilidad de conseguir información imposible de obtener sin riesgo de otro modo. Son muchos los ejemplos: estudios realizados en el volcán Monte Yasur en la isla de Tanna, en Vanuatu, cuyo objetivo principal fue estudiar las fumarolas. Una expedición pudo llegar al cráter para tomar fotografías revelando la existencia de tres fumarolas. Con el vuelo de un dron se pudo saber que no eran tres sino seis las fumarolas existentes. Se tomaron además muestras del gas emanado, algo imposible de llevar a cabo utilizando técnicas tradicionales.
Recientemente se ha estado vigilando la actividad otros volcanes como el Etna en Italia, o el volcán Kilauea en Hawaii, que recientemente parecen estar amenazando con despertar su furia.
¿Quién no ha oído hablar de la Falla de San Andrés? La causante del gran terremoto que asoló San Francisco (California) en el año 1906, también está siendo supervisada utilizando aviones no tripulados. Con ellos, se visualizan las deformaciones del terreno y de esta manera se estima la velocidad a la que esta falla se está desplazando.
Los drones también aportan gran valor en estudios de monitoreo de especies silvestres, clima, mapeo y exploración de terrenos… Incluso se utilizan en arqueología como es el caso de la zona arqueológica de La Labrada en el estado de Sinaloa. Allí, con ayuda de los drones se están georreferenciando los hallazgos arqueológicos y se está diseñando un mapa del sitio. Los drones también se utilizaron en el estudio de la famosa Llanura de las Jarras en Laos. Las imágenes recogidas en este paraje permitieron generar modelos 3D que facilitaron enormemente el estudio de esta zona.
Drones que vigilan la tierra y también el mar
Pero no sólo sobre la tierra, también podemos volar sobre el mar con un dron. Esto nos aporta datos impagables a la hora de observar el comportamiento de especies animales, muchas de ellas en peligro de extinción. Estos datos son de valiosísima ayuda para echarnos una mano a la hora de entender su comportamiento y vigilar su evolución. Como ejemplo, os dejo un post sobre la vigilancia de la Ballena Franca Austral, víctima durante años de la caza sin control, que se llevó a cabo en la Gran Bahía de Australia. La observación del comportamiento entre las madres y sus crías, fue fundamental para comprender las claves de su declive.
Estos ejemplos son tan sólo una pequeña muestra de la cantidad de intervenciones que se pueden llevar a cabo mediante drones con el ánimo de cuidar nuestro planeta, en pro del medioambiente que tanto estamos castigando.